viernes, 27 de agosto de 2010

¡Gaviota herida!




¿Por qué te has alejado , dejando el fuego vivo;
encendiste la pradera, luego huyes, yo quiero huir contigo.
no fuiste leal, ni noble, ni justa, ¡O fue un castigo!
por lo menos me hubieras dejado ser tu amigo.

Desde “el renunciaré”, te busco como un loco,
repaso una y mil veces los espacios que afloran;
pero no estas allí, me niegas tu presencia
y enjugo sendas lágrimas, de mis ojos que lloran.

Más, seguiré de andante por el mismo camino,
esperaré que tiene para mí, mi destino,
seguiré por la senda tortuosa de la vida.

te seguiré los pasos para leer tu prosa
te imaginaré radiante, como una linda rosa
o te brindaré auxilio, como gaviota herida.

Luis Varela Luzardo

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