jueves, 30 de septiembre de 2010

¡Semblanza!



Que te puedo decir, Perdomo amigo
de mi en verdad, nada trascendente,
mi infancia fue pobre e inclemente
triste, sombría, con hambre sin abrigo.

Único hijo de una viuda iletrada
debí trabajar desde muy niño,
esos recuerdos en mi mente ciño
mas no permití, mi madre naufragara.

Claro, no fue fácil librarme de la treta
que el destino me tendió inclemente
y por esta razón infelizmente
me hice adulto sin lograr mi meta

Mi meta, estudiar; no fue alcanzado
ningún grado académico hoy ostento,
me hice autodidacta a paso lento
créanme, humildemente realizado.

Formé una bella familia que es mi altar
cinco hijos, todos ellos lo lograron,
son profesionales que alcanzaron
lo que a mi se hizo imposible atesorar.

Hoy jubilado, senil y hasta impedido
paso mi tiempo entre plantas e Internet
capto y escribo lo que mi musa ve
y siento que he logrado mi objetivo.

Luís Varela Luzardo

Así resumo en verso la humilde historia de mi vida, nada del otro mundo ¿Verdad? Pero hay algo que si deseo destacar: Que orgulloso me siento de ella, porque esta carente de riqueza material pero llena de la mayor riqueza que puede ostentar un ser humano, la de los valores, desgraciadamente desaparecidos en todos los estratos de la sociedad. Saludos estimado amigo.

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