jueves, 30 de septiembre de 2010

¡Anécdota de un cazador!

En las selvas de San Luís
allá en la sierra coriana,
me interné cierta mañana
con mi amigo Pepe Ortiz

Como a Pepe a su mujer
le teme, pues lo regaña,
me abandonó en la montaña
para a su casa volver.

Yo seguí muy decidido
por querer hacer alarde,
como a las seis de la tarde
ya me encontraba perdido.

Penetré una cueva oscura
allí una tigra encontré,
aún no entiendo por qué
se comportó con mesura.

Tempranito al día siguiente
comencé a buscar salida,
dejé a la tigra dormida
y regresé con mi gente.

Dos años después volví
hasta ese mismo lugar,
con la idea de cazar
de pronto un ruido sentí.

Me lleve el arma a la cara
para disparar certero,
a un tigre carnicero
que sobre mi se lanzara.

Frenó su salto y me dijo
No tienes que disparar,
No me vayas a matar
¡La bendición, soy tu hijo!

Luís Varela Luzardo

No hay comentarios:

Publicar un comentario