miércoles, 28 de diciembre de 2011

¡Fruto prohibido!





Cruce el prado y pude ver, árboles cargados de diferentes frutos, apetitosos todos, tomaba en mis manos algunos, los mordía y los desechaba; caminaba y a medida que lo hacia, seguían apareciendo, yo los seguía probando, e igual no les sentía el sabor que quería encontrar.

Hubo una oportunidad que en un predio ajeno vi un solo fruto pendiendo del árbol y me asaltó la idea de tenerlo y ni siquiera con la voracidad de comerlo, me sentí tan afín a aquel hermoso fruto, que me conformaba con solo tocarlo, acariciarlo, sentir su aroma, pero el fatal destino se interpuso entre nosotros, al estar yo en el lugar equivocado en el momento equivocado. Pero sigue allí y yo del otro lado, conformándome con desearlo sin lograr saborearlo.

Luis Varela Luzardo

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