El espejo es el amigo
que nos dice sin rubores,
que somos como las flores
Pues el tiempo nos marchita.
hombre feo o mujer bonita
igual notan cada día,
que su fresca lozanía
la pierden sin dilación.
Y eso produce emoción
pero emoción de dolor,
al ver que nuestro esplendor
juvenil nos abandona.
la senectud no perdona,
es inclemente y aguda,
aun que su presencia es muda,
al mirarnos al espejo
bien sea de cerca o de lejos.
la cínica, nos saluda.
Luis Varela Luzardo
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